Simplemente los demonios que de vez en cuando rondan mi cabeza estaban más enérgicos que nunca, implacables, no se alejaban y hacían que mi recién estrenada soledad se hiciera más grande.
F. Reséndiz
Él sabe que ella se está muriendo de amor… no hace nada, se queda pasmado en ese extraño lugar de orgullo y terquedad. Ella intenta salir a como dé lugar de esa neblina asfixiante que se revuelca en todos los recuerdos, promesas, sueños e ilusiones que se frustraron con una partida por demás inoportuna…